Pre-calentar el horno a 250C.
Picar la cebolla morada. Lavar muy bien la espinaca y cortar la puntas (no los tallos, pero sí las puntitas) y hacer un par de cortes a las hojas y tallos. Lavar los portobellos y cortarlos en láminas gruesas. Reservar.
En un bowl remojar las castañas de cajú con agua hirviendo.
En un bowl grande colocar la harina de arroz, harina de garbanzos y sal. Mezclar y luego hacer un pequeño hueco en el centro y agregar el aceite de oliva y agua. Con una cuchara mezclar los líquidos con las harinas y luego terminar de unir con una mano para formar un bollo. Estirar la masa con un palo de amasar sobre una plancha de papel manteca dándole la forma del molde a utilizar.
Colocar la plancha de papel manteca con la masa sobre el molde y emprolijar los bordes.
Llevar al horno por 10 minutos.
En una sartén colocar la cebolla picada con un chorrito de agua y saltear hasta que esté dorada. Agregar las láminas de portobellos y saltear unos minutos más. Agregar un poquito más de agua en caso de que sea necesario. Una vez que los portobellos estén apenas más blandos, apagar el fuego, agregar la espinaca y tapar la sartén para que con el mismo calor se ablande un poco la espinaca.
Colar las castañas de cajú y colocarlas en el vaso de un procesador manual o licuadora junto con ½ cdita de sal, agua y fécula de mandioca. Procesar hasta lograr una textura bien lisa y homogénea. Agregar esta crema a la sartén con los vegetales, junto con la pimienta y nuez moscada. Mezclar todo y volcarlo inmediatamente a la masa de tarta.
Hornear unos 15-20 minutos más hasta que esté dorada y el relleno haya solidificado.